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Los perfumes del vino definen a la DO Cigales como pasión y terroir

Pasión contenida de la naturaleza en un jardín de invierno. Así se definió la experiencia vivida con los seis vinos de la Denominación de Origen Cigales, en el capítulo 34 de los Perfumes del Vino, el pasado 21 de diciembre en el Centro Riojano de Madrid.  Deconstrucción y Construcción de aromas del Terroir complementa la definición de un evento en el que Hosanna Peña y Ricardo De Arrúe reinterpretaron las sensaciones organolépticas transmitidas por los vinos, a través de la combinación de las artes plásticas, sonoras, olfativas y gastronómicas, táctiles y filosóficas.

Todo ello, dentro del marco conceptual de la obra de la artista plástica, Carmen Otero, de Galería Kreisler.  La cata comenzó con Valvinoso, un rosado de 2019 de Bodegas y Viñedos de Alfredo Santamaría, ejemplo de “constructivismo aromático para la reconciliación del juego y la pasión en el ocio”. Al igual que la obra de Lissitzky seleccionada, Ricardo De Arrúe describió el vino desde la simplicidad, aromas primarios con fruta y flores, transiciones marcadas y espontáneas, destacando la flor de Ylang, la regaliz. “Es juego y reconciliación del ocio, los mismos colores congruentes que Carmen Otero muestra en sus primeros collages”, añadió. El vino estuvo acompañado por la serenata para Cornu y orquesta de cuerdas (2020) durante la premier mundial del Proyecto “Occurrens sonus” del compositor Enrique Rueda. Serenata que nos permite establecer interesantes paralelismos con la cultura vaccea, legado histórico que sigue vigente en esta D.O. como elemento de referencia aromática.

La primera añada de Protos 2020 en la DO Cigales es un ejemplo de “como nuestro olfato, a partir de procesos de Deconstrucción y Reconstrucción aromática se logra la complejidad a partir de lo aparentemente sencillo”. El perfil organoléptico de este vino se asocia a los conceptos de transparencia y luz, estructura y substancia, una pintura del artista húngaro Làszló Moholy Nagy, pinturas al esmalte en XVII. De Arrúe lo definió con una variada capa aromática de boj, romero, lavanda, manzanilla santalensis, rosa de Bulgaria y regaliz. La obra Collage 17 de Carmen Otero también complementa un vino complejo en lo aparentemente sencillo.

La cata de rosados finalizó con Quelías Rose 2019, de Bodegas Sinforiano. Quelías Rosé es un ejemplo de vino de diseño. “Estimulante impredecibilidad y caos controlado en la reconstrucción cromática-aromática. La investigación formal de Rodchenko llevada a su fin lógico”. La complejidad del vino se planteó en claro paralelismo a la obra Costume design for We, 1919-20 de Alexander Rodchenko (Victoria and Albert Museum) y la composición sonora Afinat 2012 de Phillippe Blandchar (exhibida en el festival Vinfonies de Villafranca de Penedés en 2012). En palabra de Ricardo De Arrúe, “Quelías Rose refleja un paralelismo obvio” con aromas del entorno, germen de trigo y flor del cerezo, cítricos y piña, un diálogo de aromas cambiante y alegre.

Concejo Reserva 2016 fue el primer tinto, claro ejemplo de “pasión y contención de la grandeza del terruño”. Pasión desalienada que expresa su potencia en aromas de la vegetación autóctona de la D.O., manzanilla santalensis, flor de cerezo romero, tomillo, pinos y delicados aromas de la rosa de Bulgaria. Es un ejemplo de creatividad aromática de ese Eros de la naturaleza que escapa a nuestra voluntad. La escultura Transformaciones inestables de Francisco Sobrino Ochoa y la obra Thunderstruck (Celloverse 2015) de los compositores 2Cellos permiten desgranar todo ese potencial.

“Sinfonía del silencio de la madera que amplifica los aromas del terroir” es el resumen del quinto vino, Traslanzas 2015. La composición 04’33” de John Cage (1952) (una de las obras más influyentes en la música del siglo XX) y Transformaciones 3 de Carmen Otero es la metáfora del silencio, del vacío de la madera encontrada en este vino. Un vacío que permite aflorar en un grado de complejidad muy poco usual matices aromáticos alternativos, tanto como abstractos como figurativos, estando entre estos últimos la rosa de Bulgaria, lavanda y frutos negros, regaliz, pino, romero, piña y balsámicos

Museum Reserva 2015 fue definido con la complejidad aromática de la madera de la barrica que se tiñe de los aromas del terroir (y no al revés), manzanilla santalensis, flor de cerezo, cereales, lavanda, pino junto a maderas y resinas nobles como el enebro rojo, alquitrán de abedul, algo de frankincense, etc. Un vino muy clásico y al mismo tiempo vanguardista, el color de Carmen Otero de su serie “Reconstrucciones” y la obra Komposition nº 219 de Friedrich Vordemberge-Gildewart visualiza ese equilibrio del cromatismo aromático involucrando las maderas exóticas y la fruta.

Estos tres vinos tintos son claros paradigmas de cómo con una excepcional crianza y fermentación maloláctica en barrica se puede lograr una recomposición del espacio aromático multidimensional de la sabiduría de una cepa vieja, de más de 80 años, oscilando desde la figuración a la abstracción, rescatando el ocio reflexivo y el verdadero juego.

“La flor es el símbolo del misterio de nuestro espíritu (Georg Philipp Friedrich Freiherr von Hardenberg 1772–1801). Es el simétrico ruedo de sus pétalos que nos muestra sus propósitos y sus límites ¿Podríamos imaginarnos a la India sin el loto, a Japón sin el crisantemo, a Francia sin la flor de Liz, a Inglaterra sin las dos rosas, a España sin el clavel, a Israel sin la flor del Almendro? ¿Podremos en el futuro imaginarnos a Cigales sin la Manzanilla Santonlina o la flor de Cerezo?”, así finalizó De Arrúe una magnifica experiencia que pudieron disfrutar los 40 espectadores, que también pudieron degustar una selectas tapas elegidas para el evento.

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